Tito y Roberto son dos personajes singulares. Más de 32.000 botellas de vidrio componen en lugar de ladrillos,las paredes de la casa de Tito, cerca del río. La obra, un auténtico estandarte de arquitectura del deshecho, fue construida por su dueño.
Durante años él recolectó las botellas que además de resguardarlo componen una forma escultórica.
Ubico los picos de las botellas hacia fuera y sin corcho. Cuando hay sudestada, la casa resuena y avisa de manera casi musical. Sucede que el viento penetra en los envases y provoca distintas melodías. Para este original artista es importante aclarar que su obra, además de responder a una necesidad económica tiene un gran contenido social. Tito es escultor y su obra merece ser conocida.
A cientos de metros de la casa de Tito, todos los lunes, Roberto limpia el río. Algo tan simple y necesario como recolectar con las manos la mugre que los arroyos depositan en la costa. Roberto hace magia. Aveces en minutos, otras en horas, un rinconcito de la playa que era un pequeño basural vuelve a ser arena y caracolitos. No está solo. lo acompañan sus amigos, los Rianacos, un grupo de vecinos que comparten su pasión por nuestro Río de la Plata.
Para poder disfrutar mejor de un día en el río con nuestras familias, deciden reunirse y ayudar sacando del río vidrios, latas, maderas con clavos... objetos con los que incluso usted o los chicos pueden lastimarse.
Pero eso no es todo...
Reivindican el río, explicando a la gente sus motivos y pidiendo al periodismo que defienda nuestro río, instando a las autoridades para que arroyos y desagües lleguen limpios, a que las líneas de colectivos laven sin gasoil ni kerosene.
Y, sobre todo, que no nos aconsejen no bañarse desde cómodas piletas...
"El río es algo tan noble y puro como el mismísimo mar o cualquier otro curso de agua libre. Es un ambiente natural lleno de vida. No se deje llevar por su color, porque no son aguas transparentes, por todo lo que de él se dijo y se dice sin el menor conocimiento de causa... ¡Acérquese y tómese tiempo para conocerlo y valorarlo como se merece!" profesan los rianacos en su presentación.
Roberto y Tito. Puntas de un ovillo de misterios por descubrir, la Ribera de Quilmes.
Durante años él recolectó las botellas que además de resguardarlo componen una forma escultórica.
Ubico los picos de las botellas hacia fuera y sin corcho. Cuando hay sudestada, la casa resuena y avisa de manera casi musical. Sucede que el viento penetra en los envases y provoca distintas melodías. Para este original artista es importante aclarar que su obra, además de responder a una necesidad económica tiene un gran contenido social. Tito es escultor y su obra merece ser conocida.
A cientos de metros de la casa de Tito, todos los lunes, Roberto limpia el río. Algo tan simple y necesario como recolectar con las manos la mugre que los arroyos depositan en la costa. Roberto hace magia. Aveces en minutos, otras en horas, un rinconcito de la playa que era un pequeño basural vuelve a ser arena y caracolitos. No está solo. lo acompañan sus amigos, los Rianacos, un grupo de vecinos que comparten su pasión por nuestro Río de la Plata.
Para poder disfrutar mejor de un día en el río con nuestras familias, deciden reunirse y ayudar sacando del río vidrios, latas, maderas con clavos... objetos con los que incluso usted o los chicos pueden lastimarse.
Pero eso no es todo...
Reivindican el río, explicando a la gente sus motivos y pidiendo al periodismo que defienda nuestro río, instando a las autoridades para que arroyos y desagües lleguen limpios, a que las líneas de colectivos laven sin gasoil ni kerosene.
Y, sobre todo, que no nos aconsejen no bañarse desde cómodas piletas...
"El río es algo tan noble y puro como el mismísimo mar o cualquier otro curso de agua libre. Es un ambiente natural lleno de vida. No se deje llevar por su color, porque no son aguas transparentes, por todo lo que de él se dijo y se dice sin el menor conocimiento de causa... ¡Acérquese y tómese tiempo para conocerlo y valorarlo como se merece!" profesan los rianacos en su presentación.
Roberto y Tito. Puntas de un ovillo de misterios por descubrir, la Ribera de Quilmes.