Desde Pais de los Quilmes iniciamos aquí una serie de notas temáticas, con eje en el Espacio Público, un bien escaso y de necesidad central en el proceso de planeamiento y construcción de las áreas urbanas consolidadas.
Partiendo de la necesidad de un diagnóstico integral aún inexistente, empezaremos por tomar algunos números generales. El partido de Quilmes cuenta con una superficie de 94 km2 y alberga una población que según el último censo era de 518.788 habitantes en 2001. Teniendo en cuenta la última tasa de crecimiento anual conocida, entre 1991 y 2001 que es del 1,48%, tendríamos en 2008 unos 525.000 habs, aunque estimaciónes extraoficiales eleven ese número a valores próximos a los 600.000 habs. en base a migraciones internas y externas a la Región Metropolitana.
A efectos de cálculos tomaremos 525.000 habs., lo que nos da una densidad bruta de 5585 habs./km2.
El Espacio Público es presa de variados intereses y su defensa debe ser prioritaria tanto para Gobierno como ONGs. La Organización Mundial de la Salud propone para un ámbito urbano saludable valores mínimos de 10 m2 de espacio público por habitante y optimiza ese factor en 15 m2/hab. Estos conceptos han sido ratificados y tomados como propios por incontables entes gubernamentales y no gubernamentales a lo largo del planeta.
No existen datos acabados de la cantidad de m2 de espacio público en Quilmes. Habrá que hacer un estudio al respecto. Lo cierto es que muy lejos está de las 500 hectáreas que resultarían del pruducto entre población y espacio por habitante aconsejable.
Quilmes como parte de la región metropolitana de Buenos Aires ha sufrido un crecimiento incesante de su mancha urbana. En el plano original del Pueblo de Quilmes, confeccionado por Don Francisco de Mesura en 1818, sobre 140 manzanas habían 4 destinadas a espacio público, osea las plazas fundacionales. Comparativamente, cuando en 1835 dicha planta se había poblado, el pueblo de 4500 habitantes contaba con 40.000 m2 de espacio público, a razón de 9 m2 por habitante, un valor muy cercano a lo considerado saludable. A partir de entonces este cociente fue siempre en descenso ya que la ausencia de planificación fue una constante. Hoy, estadísticas para todo el conurbano arrojan 0.90 m2 por habitante, que se reducen a 0.50 m2/hab. si se exceptúan los bosque de Ezeiza y el Parque Pereyra.
Puede aquí hacerse una aclaración. Los valores dados por la OMS tendrán incidencia concreta en la población en tanto exista cierta relación de cercanía con el espacio y el uso que se le otorgue. Para ello se ha especificado que de esos 10 m2/hab, para espacios libres y recreación, en la escala vecinal en un radio de 500 metros, deberá haber al menos 1,5 m2 por habitante. El parque urbano incluyendo los centros deportivos en un radio de captación de 1.000 a 2.000 metros debe prever 6,5 m2 por habitante y el sistema peatonal, que debe incorporar forestación y contemplar los caudales de circulación en cada caso, el resto, o sea 2 m2.
De lo anterior se desprende que las zonas más densamente pobladas deberán estar previstas allí donde los espacios públicos sean más amplios, al menos potencialmente, acotándose el desarrollo de áreas saturadas o sin posibilidades de liberación espacial.
Si empezamos a analizar la planta urbana de Quilmes, encontramos claramente un área relativamente extensa y con alarmantes carencias de espacios públicos, resultado de loteos sucesivos que conformaron históricamente el hacer ciudad sin planificación desarrollado a lo largo del siglo pasado sin discontinuidad, con altos niveles de concentración a partir de 1949 en la zona de San Francisco Solano y en numerosos asentamientos a partir de la década de 1980. Como contrapartida, la existencia de una franja ribereña aún libre en gran proporción.
De los espacios de uso público existentes, se destacan el parque lineal a lo largo de la costanera Cervantes, el Parque de la Ciudad junto al Polideportivo y el predio del Museo del Transporte. También, aunque de menor escala, el Parque Onda Verde, y el recientemente inaugurado en el Triángulo de Bernal. Habría que agregar unas 50 plazas de superficie aproximada de 1 hectárea con diferente estado de equipamiento y mantenimiento. En total, una superficie aproximada a las 70 hectáreas.
A esto deberán sumarse los centros deportivos, haciendo la salvedad de que en Quilmes, salvo rara excepción, conforman asociaciones civiles o predios escolares. Y las áreas recorribles de cierta significación, como la Peatonal Rivadavia y las bicisendas.
De estos números preliminares se deduce que habrá que multiplicar al menos por cinco la disponibilidad de áreas para la recreación, el descanso y el encuentro social. Una ecuación que no resulta asombrosa si se tiene en cuenta que la mayoría de las ciudades de esta parte del mundo que han decidido dejar atrás la indiferencia se han encontrado con desafíos similares. Ejemplos positivos abundan, como Curitiba, Bogota, Santiago de Chile o Córdoba o Rosario en Argentina.
Arq. Gustavo LLusá