El reclamo que agrupaciones vecinalistas hicieran oportunamente durante la campaña electoral de 2007 y que motivó el compromiso del entonces candidato a intendente Francisco Gutiérrez, de impulsar la elaboración de un Plan Urbano Ambiental, motivó que en julio de este año la secretaría de Obras Públicas -de la cual depende la dirección de planificación- hiciera el lanzamiento y convocatoria a participar en la puesta en marcha del Plan de Ordenamiento Urbano, entendida como la herramienta necesaria para pensar y diseñar el futuro de la ciudad para los años venideros.
Con la premisa de la búsqueda del equilibrio territorial, previamente, se dividió al Distrito en tres áreas:
Ribera
Centros Tradicionales
Camino y Cuencas
Se abrió seguidamente un primer período de recepción de propuestas, dirigido a la comunidad en general, durante el cual se contabilizaron cerca de mil presentaciones. Algunas abarcativas, otras sobre problemáticas puntuales. De la lectura de las mismas se afirma, se destacan temas como espacio público, tránsito y ambiente.
La elaboración de un Plan Urbano difiere según múltiples factores. La escala de la ciudad, su desarrollo y situación urbanística ambiental, el carácter participativo ciudadano y la situación política dominante. Lo importante, en todo caso, es su continuidad en el tiempo con reglas claras y masivamente aceptadas por los distintos partícipes. Entender la oportunidad como el terreno propicio para la puja de intereses sectoriales es desnaturalizar su escencia.
Sin embargo, existen en la ciudad actual intereses contrapuestos. La búsqueda de consensos básicos es el primer paso a alcanzar.
Para ello debe hacerse camino al andar. El Plan es una herramienta indispensable para acertar en las decisiones marco que direccionen el desarrollo. Sin él, más que dificil será la aplicación de políticas acertadas y sobre todo, aceptadas por el conjunto de la sociedad. Cualidad ésta indispensable para su aplicación efectiva y exitosa. Es necesario avanzar en la configuaración de espacios de participación concreta. La complejidad de la tarea a desarrollar dificulta la implementación de los mismos, a sabiendas de que las múltiples percepciones que configuran la pulsión urbana poco reconocen de límites objetivos. Es por ello que apelar a lo subjetivo no es del todo desaconsejable.
Siempre teniendo presente los distintos plazos, la emergencia y la visión proyectual, la estrategia y la acción. Un Plan de Ordenamiento Urbano para Quilmes es un desafío capital para la comunidad en su conjunto, de cara al futuro y de espaldas a un pasado en el que la ausencia del mismo condujo a la degradación de la casi totalidad de las variables de habitabilidad para la gran mayoría de los ciudadanos.