Con épocas de esplendor o decadencia, este gran paseo comercial al aire libre, que está considerado el más importante de la zona sur, es recorrido día a día por miles de visitantes no sólo quilmeños, para quienes es desde siempre un lugar de referencia, sino también de localidades vecinas que ven a Quilmes como la alternativa para sus compras y paseos, y lo toman como propios por adopción.
El Paseo Rivadavia nace en la plaza de la estación, en la avenida Hipólito Irigoyen y llega hasta Sarmiento, donde se encuentra la Catedral y el antiguo Palacio Municipal hoy “casa de la cultura” de Quilmes, enfrentados a la Plaza San Martín, conformando junto a otros edificios lo que se reconoce como Manzana Histórica.
La Rivadavia de ahora (antes calle Municipal), llamada así con la llegada del Ferrocarril, comenzó a definir su perfil comercial naturalmente, por su función de conector entre la Estación y la Plaza principal y luego de varios años y ante la necesidad de llevar adelante diferentes obras y dar un orden en cuanto a difusión y planeamiento, los empresarios de la calle se reunieron en 1947, por iniciativa del señor Juan Carlos Buceta Bacigalupo, con el firme propósito de fundar una Asociación de Amigos, que desde entonces funciona, y que es el pilar fundamentadle los avances realizados a través de todo este tiempo.
Fue declarada “Peatonal”, el 5 de Diciembre de 1973 después de conseguir la correspondiente Ordenanza Municipal que le otorgara esa característica, pero antes de esto, ya en la década del 60 se había decidido cortar el tránsito vehicular los fines de semana debido al gran flujo de personas que recibían.
El Paseo Rivadavia ha sido totalmente remozado en 1995, habiendo sido definitivamente peatonalizado, eliminando los cordones de las antiguas veredas e incluyendo nuevas luminarias, bancos y maceteros que armonizan en su conjunto.
La oferta comercial que ofrecen estas cuadras es amplia y variada, va desde los tradicionales negocios de moda, joyerías, marroquinerías –que la gente reconoce como lugares propios del Paseo– hasta las nuevas propuestas que vienen de la mano de las grandes marcas y cadenas, que se vieron atraídas por el éxito del Paseo.
En los últimos tiempos el descuido, la falta de mantenimiento y control sobre vendedores ocasionales, sumado a la falta de una iluminación adecuada y la inseguridad, han hecho que Rivadavia diste de ser lo que fue, siendo una asignatura impostergable de los quilmeños el recuperar el emblema símbolo de la ciudad.
El Paseo Rivadavia nace en la plaza de la estación, en la avenida Hipólito Irigoyen y llega hasta Sarmiento, donde se encuentra la Catedral y el antiguo Palacio Municipal hoy “casa de la cultura” de Quilmes, enfrentados a la Plaza San Martín, conformando junto a otros edificios lo que se reconoce como Manzana Histórica.
La Rivadavia de ahora (antes calle Municipal), llamada así con la llegada del Ferrocarril, comenzó a definir su perfil comercial naturalmente, por su función de conector entre la Estación y la Plaza principal y luego de varios años y ante la necesidad de llevar adelante diferentes obras y dar un orden en cuanto a difusión y planeamiento, los empresarios de la calle se reunieron en 1947, por iniciativa del señor Juan Carlos Buceta Bacigalupo, con el firme propósito de fundar una Asociación de Amigos, que desde entonces funciona, y que es el pilar fundamentadle los avances realizados a través de todo este tiempo.
Fue declarada “Peatonal”, el 5 de Diciembre de 1973 después de conseguir la correspondiente Ordenanza Municipal que le otorgara esa característica, pero antes de esto, ya en la década del 60 se había decidido cortar el tránsito vehicular los fines de semana debido al gran flujo de personas que recibían.
El Paseo Rivadavia ha sido totalmente remozado en 1995, habiendo sido definitivamente peatonalizado, eliminando los cordones de las antiguas veredas e incluyendo nuevas luminarias, bancos y maceteros que armonizan en su conjunto.
La oferta comercial que ofrecen estas cuadras es amplia y variada, va desde los tradicionales negocios de moda, joyerías, marroquinerías –que la gente reconoce como lugares propios del Paseo– hasta las nuevas propuestas que vienen de la mano de las grandes marcas y cadenas, que se vieron atraídas por el éxito del Paseo.
En los últimos tiempos el descuido, la falta de mantenimiento y control sobre vendedores ocasionales, sumado a la falta de una iluminación adecuada y la inseguridad, han hecho que Rivadavia diste de ser lo que fue, siendo una asignatura impostergable de los quilmeños el recuperar el emblema símbolo de la ciudad.