En 2008 y por primera vez en 342 años de historia, en Quilmes se intentó avanzar hacia la Planificación Urbana de la ciudad, ante la convicción generalizada de que, de la profunda crisis de crecimiento que se vive, solo se saldría en base al consenso comunitario y la particípación de especialistas versados en la materia.
Fue un aparente fracaso. Diversas razones indujeron la renuncia del secretario de Obras Públicas Brian Renison y su equipo todo, principales ejecutores de la iniciativa.
Su sucesora, la avellanedense Roxana González, arquitecta también, prometió continuar con el plan urbano, no sin pedir "tiempo y paciencia", dos cualidades que deberían entenderse implícitas en una tarea a largo plazo como ésta.
Un Plan Urbano no es la mediación de intereses sectoriales.
Pero en Quilmes, los sectores en pugna no entienden de planificación, sino de emergencias, ciertas claro está, pero verdaderas trampas urbanas si de soluciones duraderas se trata. Definir el futuro de la ciudad como una justa deportiva es contraproducente y sería deseable esperar de los funcionarios cierta rigidez ante estos reclamos, en nombre del bien común y de la ciudad como organismo viviente.
Sino, otra renuncia, otro fracaso y otra oportunidad perdida postergarán la tan imprescindible puesta en marcha de un plan urbano que hace décadas necesita nuestra Quilmes.
Fue un aparente fracaso. Diversas razones indujeron la renuncia del secretario de Obras Públicas Brian Renison y su equipo todo, principales ejecutores de la iniciativa.
Su sucesora, la avellanedense Roxana González, arquitecta también, prometió continuar con el plan urbano, no sin pedir "tiempo y paciencia", dos cualidades que deberían entenderse implícitas en una tarea a largo plazo como ésta.
Un Plan Urbano no es la mediación de intereses sectoriales.
Pero en Quilmes, los sectores en pugna no entienden de planificación, sino de emergencias, ciertas claro está, pero verdaderas trampas urbanas si de soluciones duraderas se trata. Definir el futuro de la ciudad como una justa deportiva es contraproducente y sería deseable esperar de los funcionarios cierta rigidez ante estos reclamos, en nombre del bien común y de la ciudad como organismo viviente.
Sino, otra renuncia, otro fracaso y otra oportunidad perdida postergarán la tan imprescindible puesta en marcha de un plan urbano que hace décadas necesita nuestra Quilmes.