Muchos quilmeños habremos descubierto que, a menudo, las recetas que aparecen desde hace décadas en la revista dominical de Clarín, hacen referencia a hechos acontecidos en nuestra Quilmes. Es que su autora es bien de aquí.
Blanca Cotta es famosa por escribir sus recetas como si fueran cartas personales, por recomendar sólo ingredientes que pueden conseguirse en el almacén del barrio y por durar en un tiempo en que los chefs se reproducen como conejos.
Fue la famosa cara del histórico programa televisivo "Buenas tardes, mucho gusto", que saltó a la televisión desde su formato de revista femenina que envolvía consejos sobre jardinería, cocina y artes manuales con tono de mujer a mujer. Trabaja en la televisión desde los años 60 y llegó a mostrar los pasos de sus recetas con dibujos simpáticos de línea pedagógica.
Vivió casi toda su vida en Quilmes, estudió en la escuela Normal y es profesora de Letras.
Recuerdos de infancia
A menudo, las cartas que Blanca Cotta comparte con sus lectores exhuman recuerdos de objetos cotidianos y costumbres que hoy no tienen ningún lugar en los medios: son como archivos en forma de correspondencia.
–"Me acuerdo de cuando, con mis hermanos, esperábamos en el balcón a que llegara el tranvía 22 cuando mis padres se habían ido al centro. Del río cuando las aguas no estaban podridas. Allí se reunían las familias de Quilmes. En la rambla estaban las piletas olímpicas con sus vestuarios. Nosotros íbamos con nuestras canastitas de sandwiches y, después de bañarnos, nos subíamos a todos los juegos y nos mirábamos en los espejos deformantes. En donde habían cavado el río, había una enorme pantalla y allí proyectaban películas. Si eran películas argentinas, sonabas, porque el ruido del río pegando contra los parantes no te dejaba oír. A papá le gustaba ir de noche y sentarse en las escaleritas que bajaban al río para mirar el cielo estrellado. Yo me acurrucaba al lado y él me iba diciendo cuáles eran las constelaciones, toda una enseñanza de astronomía. Me enseñaba sin que yo me diera cuenta, que es la mejor manera de enseñar".
Quilmes es, evidentemente, su lugar y aunque mencione sin quejarse la cercanía de su casa de una villa miseria, pronuncia los nombres de las “familias tradicionales” con una música proustiana.
–"La casa donde vivíamos cuando yo era chica queda en la calle Alsina y está exactamente igual, con sus dos balcones. Recuerdo el vestíbulo con su mampara de colores, la pieza de mi hermano Juan Angel, la de Roberto, mi hermano mellizo, el escritorio de papá, el comedor grande para recibir visitas, mi dormitorio y el comedor diario. Después otra mampara de vidrio y un caminito largo que daba a lo que sería el departamento de servicio, con la escalera caracol. A veces, cuando voy caminando hacia el centro de Quilmes lo hago a propósito por la calle Alsina y siento el placer de la nostalgia. Un día voy a pedir permiso para entrar, si no, me da un soponcio".
(Con extractos de una entrevista a Blanca realizada por María Moreno, para Página 12)