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El Reencuentro entre los Quilmes y los Kilmes

El "Pucará" de Quilmes, al oeste de la provincia de Tucumán

Hasta hace algunos años, se creía que la Comunidad India Kilme se había extinguido prácticamente hacia 1812, cuando se declaró a los habitantes de la Reducción “pueblo libre”, el 14 de agosto de ese año. Sin embargo, durante la década del ´90, los quilmeños de Buenos Aires cayeron en la cuenta de que en la provincia de Tucumán, la comunidad india Kilme seguía viva, y que se estaba reorganizando para luchar por su identidad. Los indios Kilme de la actualidad descienden de aquellos hombres y mujeres que lograron escapar al sometimiento español durante los siglos XVI y XVII. Desde hace incontables generaciones, habitan la zona comprendida por los pueblos de Colalao del Valle, en Tucumán, y Fuerte Quemado, en el límite con la provincia de Catamarca, a lo largo del río Santa María, que corre entre los cordones montañosos del Aconquija y del Cajón.

Podría decirse que el reencuentro entre Quilmes y Kilme se produjo a partir de un viaje del pintor Diego Miño, en 1993, quien casi por accidente comprobó que en Tucumán todavía había Kilme vivos. Ese mismo año aparecía el primer número del periódico Los Indios Kilme, dirigido por el periodista Dardo Abbatista, que se convirtió en portavoz de la comunidad en Buenos Aires. Otras entidades como el Rotary Club, el Colegio Normal, la asociación civil Tribu Argentina contribuyeron posteriormente a fortalecer el lazo de colaboración entre ambas comunidades, para empezar a cambiar, de a poco, el triste lazo que vinculaba a estos dos pueblos con el mismo nombre.

La comunidad se organiza y elige un cacique

Francisco Chaile, Cacique Kilmes

Alrededor de 2000 habitantes conforman la comunidad, que ha obtenido el reconocimiento del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI). Desde hace varias décadas, las familias Kilme luchan por obtener la titularidad de las tierras, que a pesar de haber sido ocupadas por habitantes indígenas desde tiempos inmemoriales, están en manos de unos pocos terratenientes. En 1998, la Comunidad India Kilme de Tucumán volvió a elegir un cacique que representa a las 14 comunidades agrupadas en los Valles Calchaquíes. Desde entonces, Francisco “Pancho” Chaile encabeza los reclamos de la comunidad para obtener el reconocimiento como los legítimos dueños de esas tierras, donde habitan y trabajan.


Un cultura sobreviviente
El idioma original de los Kilme, el cacán, se perdió casi totalmente a causa de la deliberada represión de toda expresión de la cultura aborigen llevada adelante por los sacerdotes jesuitas y los conquistadores. Entre las pocas palabras que se recuerdan, se sabe que el nombre “Kilme” significa “entre cerros”.
También se conservan algunos apellidos indígenas, como Yapura o Llampa, que se repiten en numerosas familias del valle.En cuanto a las costumbres religiosas, se sigue practicando, al igual que en otras regiones del Noroeste argentino, la adoración a la Pachamama (o Madre Tierra), a quien se le “paga” con ofrendas de alimentos, bebidas alcohólicas y cigarrillos. A lo largo de los caminos que conducen a los cerros, pueden encontrarse también ofrendas denominadas “apachetas”, que son pequeños monolitos de piedras apiladas, a las que cada caminante le suma una nueva piedra para pedirle a la Pachamama protección durante el camino.
La explotación turística de la Ciudad SagradaLa antigua Ciudad Sagrada de Kilme, conocida como Ruinas de Quilmes, es uno de los puntos de atracción turística más importantes de Tucumán. Allí se conservan los restos de las antiguas viviendas indígenas, que dominan desde lo alto la vista de todo el Valle. Desde ese lugar, los Kilme libraron las últimas batallas contra los conquistadores españoles, hasta que fueron derrotados definitivamente y fueron desterrados de los Valles Calchaquíes y trasladados, a pie, hasta las costas del Río de la Plata.Durante la última dictadura militar, el Gobierno de la Provincia de Tucumán realizó numerosas excavaciones en el lugar, y reconstruyó artificialmente la mayor parte de las pircas (paredes de piedra) que quedaron el pie después de que sus habitantes debieran abandonar el lugar. Durante esos trabajos desaparecieron infinidad de piezas de cerámica, puntas de flecha, urnas funerarias y otras piezas arqueológicas de incalculable valor que se supone fueron vendidas ilegalmente a coleccionistas de Europa y Estados Unidos.
Un empresario privado de origen salteño, llamado Héctor Cruz, con dinero otorgado por la Provincia durante la gestión de Ramón “Palito” Ortega al frente de la Gobernación, construyó en el lugar un hotel de lujo y un museo que explota en la localidad de Amaicha del Valle. La comunidad indígena Kilme reclama desde hace años la devolución del lugar en el que moraron sus antepasados y considera inaceptable que sea otorgada en concesión a una persona ajena a la comunidad que busca obtener de ella únicamente réditos económicos.
En la misma zona, pero más alejados, existen otros Pucará de comparable valor arqueológico, algunos incluso mejor preservados que las promocionadas Ruinas de Quilmes. En algunos, como el que está ubicado en la zona de Las Cañas, las paredes de piedra conservan su altura original. Los propios vecinos Kilme se encargan de custodiar la zona y evitar que vuelvan a ocurrir los robos y despojos que arqueólogos y contrabandistas llevaron adelante en las Ruinas durante las últimas décadas del siglo XX.


La economía de los Kilme
Entre los Kilme hay un alto grado de desocupación, lo que obliga a la comunidad a desarrollar una economía de subsistencia. La mayor parte de la población se dedica principalmente a la cría del ganado caprino, agricultura en pequeña escala, y producción artesanal de dulces de durazno, membrillo, quesos y nueces. Además, existen en la zona numerosos artesanos, que confeccionan tapices, prendas tejidas en telar, objetos de cerámica, de cuero, esculturas en piedra y madera, de indudable valor artístico. Sin embargo, son pocos los artesanos Kilme que logran vivir de la venta de sus confecciones, por varias razones: una de ellas es la falta de un espacio que les permita tomar contacto con la afluencia turística que visita el valle año tras año. El concesionario de la Ruinas no permite la comercialización de artesanías de la comunidad Kilme en el museo. Lo que allí se vende se trae desde Salta o incluso del extranjero. Por la falta de dinero, muchas chicos de la comunidad sufren de problemas de desnutrición, a lo que se suma la falta de atención médica por parte del Estado de las familias que viven en los cerros, en zonas de difícil acceso.El agua es uno de los temas críticos en el Valle. Es una zona seca, con lluvias escasas que se concentran principalmente en el verano. El agua utilizada para beber, cocinar y regar los cultivos proviene de vertientes, y se comparte por turnos entre los diferentes pobladores y terratenientes, a través de un sistema de acequias que recorre los campos, tema que genera constantes conflictos.


El pacto de Hermandad
El 29 de junio del 2001 se firmó en París el primer pacto de hermandad que una ciudad de la Argentina celebra con una comunidad indígena. Existe un solo antecedente a nivel mundial, el pacto de Luxemburgo, firmado en el año 1995 entre el ducado de Luxemburgo y la Comunidad Kolla Argentina. La idea del pacto de concretó a través de un proyecto de la concejal quilmeña María Elisa Ezquerra, que buscó, con la colaboración de la antropóloga Mónica Cereda, una figura para enmarcar el lazo de amistad que había comenzado a gestarse entre Kilmes y Quilmes. El proyecto se concretó durante una muestra fotográfica y etnográfica en el Museo del Hombre de París, a la que asistió el intendente Fernando Geronés, autoridades del Concejo Deliberante y miembros de la Comunidad India Kilme de la Provincia de Tucumán. A través de este pacto, el Municipio de Quilmes se comprometió a salvaguardar la cultura India Kilme, rescatando, revalorizando y respetando las tradiciones a través de los años. Además, se propuso trabajar para que se conozca en nuestro distrito la historia tal cual sucedió; por otra parte incentivar la participación de todos los integrantes de la Comunidad India en el proceso socioeconómico de la Nación, rechazando la discriminación y la violencia que aún hoy padecen.


Últimos Avances


Este año el intendente Gutiérrez se reunió con el Cacique Francisco Chaile y con delegados de la comunidad. Durante la jornada surgieron propuestas y ejes de trabajo para el futuro y medidas concretas en las que el Municipio de Quilmes se comprometió a continuar: -Avanzar en el compromiso de actualizar los modelos de la ayuda económica en el marco del pacto de hermandad entre la comunidad y la ciudad de Quilmes. - Coordinar en conjunto con el Consejo Indígena de Buenos Aires (CIBA) para tener en Quilmes un galpón cultural donde se pueda difundir el arte y la cultura de las diferentes comunidades originarias. - Coordinar en conjunto con la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) y el CIBA la promoción de un convenio de capacitación en turismo y gastronomía que se complemente con las acciones llevadas adelante por la comunidad tendientes a alejar la explotación turística privada de la Ciudad Sagrada y para que se convierta en una fuente de trabajo para los indios Kilme. - Ampliar el Pacto de Hermandad mediante la promoción de acciones desde la dirección de Pueblos Originarios y Relaciones Latinoamericanas del Municipio y la incorporación de las asociaciones civiles hermanas de la Comunidad India Quilmes (C.I.Q) para tender una red de solidaridad con los vecinos de la ciudad de Quilmes. - Poner al servicio de la C.I.Q. a la dirección de Pueblos Originarios y Relaciones Latinoamericanas del Municipio como un canal para centralizar tanto la información como la ayuda que llega desde Buenos Aires. - Tender relaciones políticas entre la C.I.Q con el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (I.N.A.I.) y Cancillería. Por último, se invitó al Cacique Chaile a participar del aniversario de la ciudad de Quilmes y se recibieron algunos pedidos que atienden a necesidades concretas de la comunidad, en los que se trabajará para dar solución.

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