Entre las reformas que se hicieron recientemente en la Plaza de la Estación, hay una torre de caños que sostiene un gran tanque de mil litros de agua, cuyo fin es dar agua a los baños públicos que allí se sitúan.
El centro de las plazas quilmeñas supo ser un lugar reservado a monumentos, que incluso constituían obras de arte. Paradójicamente, en el Paseo Paz y Arte, preside este mamotreto.
Más allá de la pobreza estética, que roza el papelón, la estructura se está torciendo y constituye un peligro latente.