La construcción del Mobiliario Urbano en el pasado ha respondido a lógicas dispares, desde la dedicación del empleado municipal hasta el mero negocio empresario, desde obsoletas herramientas de trabajo hasta modernas técnicas de producción. Hace ya mucho tiempo constituía parte importante del paisaje urbano e incluso se diferenciaba del de otras ciudades, pero hace décadas que no constituye un elemento reconocible por su identidad y valor. El diseño y materialidad en su afán modernista y la carencia de recursos reemplazaron materiales nobles por otros impuestos desde culturas diferentes cuya adaptación fue escasa, o nula. Hoy tenemos una situación heredada de años de intervenciones no planificadas, con resoluciones parciales e ineficaces. Los espacios públicos, la calle, están saturados de equipamiento en desuso, obsoleto, cuya necesaria extracción contribuiría a reducir la contaminación visual de manera simple. La renovación del Mobiliario Urbano debe empezar por un diseño consensuado, que intente constituir un sistema durable. Y que intente constituir identidad. Estamos a años luz de lo que en el mundo hoy se diseña, pero no debiéramos copiar modelos establecidos para otras problemáticas, sino tomarnos el trabajo de crear uno propio.
La construcción del Mobiliario Urbano en el pasado ha respondido a lógicas dispares, desde la dedicación del empleado municipal hasta el mero negocio empresario, desde obsoletas herramientas de trabajo hasta modernas técnicas de producción. Hace ya mucho tiempo constituía parte importante del paisaje urbano e incluso se diferenciaba del de otras ciudades, pero hace décadas que no constituye un elemento reconocible por su identidad y valor. El diseño y materialidad en su afán modernista y la carencia de recursos reemplazaron materiales nobles por otros impuestos desde culturas diferentes cuya adaptación fue escasa, o nula. Hoy tenemos una situación heredada de años de intervenciones no planificadas, con resoluciones parciales e ineficaces. Los espacios públicos, la calle, están saturados de equipamiento en desuso, obsoleto, cuya necesaria extracción contribuiría a reducir la contaminación visual de manera simple. La renovación del Mobiliario Urbano debe empezar por un diseño consensuado, que intente constituir un sistema durable. Y que intente constituir identidad. Estamos a años luz de lo que en el mundo hoy se diseña, pero no debiéramos copiar modelos establecidos para otras problemáticas, sino tomarnos el trabajo de crear uno propio.