Decenas de miles de personas se acercaron a la ribera y se metieron
en las contaminadas aguas del Río de la Plata
La ribera de Quilmes fue otra vez el epicentro social a la hora de tratar de evadir el calor, los 38 grados de térmica que se hicieron sentir ayer por la tarde en la ciudad.Decenas de miles de personas invadieron la costa quilmeñas desde horas tempranas hasta anochecer.Esto produjo que las fuerzas de seguridad y de Defensa Civil estuvieran más que alertas a lo largo de la jornada.Así, se los vio a unos interviniendo en escaramuzas y riñas provocadas por el calor y el alcohol; mientras que se los vio a otros, como los guardavidas, bien atentos a lo que ocurría dentro del agua, donde miles de personas se refrescaban a pesar de la prohibición de baño que indicaban los banderines de los 8 puestos que están diseminados por la costa desde Espora, en Bernal, hasta el arroyo Giménez, en Ezpeleta."No tenemos la autoridad de sacar a la gente del agua. Sí ponemos la bandera roja en el puesto y les aconsejamos que no se metan al río porque el agua está contaminada", comentó uno de los 42 guardavidas que vigilan el movimiento en el río.Hay entre 4 y 5 guardavidas por puesto y un promedio de 3 por turno (son 42 en total a los que se suman 15 o 20 aspirantes los fines de semana). Mientras uno está en el puesto en sí, los restantes están en el agua junto a los bañistas, ya que con el río con playa, la gente se puede internar casi 300 metros dentro del agua.Además, hay un par de lanchas que patrullan más o menos a esa distancia de la costa hacia un lado y otro del muelle del Pejerrey."Los días como hoy (ayer) son muy complicados. Hace mucho calor y viene mucha gente. Hay que estar extremadamente atento", explicó Mariano, otro de los guardavidas de la ribera.En cuanto a los peligros que hay al bañarse en el río, además de la obvia prohibición por contaminación, señaló que "están las canaletas, que con el río bajo son lagunitas, pero con el río crecido hace que la profundidad sea de 2 metros o más. Además, en el sector del fondo, la entrada es por piedras y hierros y muchos se lastiman. También está el problema del viento, que cuando cambia a sudeste, nos obliga a instar a la gente para que salga y a los que acampan, que no está permitido, que las saquen porque se viene el agua".Otro de los problemas son los niños perdidos. "Acá tengo una nena hace 20 minutos y nadie vino a reclamarla. es increíble. Y así pasa muchas veces", comentó el guardavidas.Así pasó y pasa cada fin de semana en la ribera de Quilmes, un clásico del verano.
Nota de Diario El Sol